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Del capítulo 14:
Amantes sanguinarias, madres ejemplares

Del capítulo 14: 
Amantes sanguinarias, madres ejemplares

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En nuestro viaje al pasado ya encontramos arañas hace unos 400 millones de años, cuando visitamos el período Devónico; hoy siguen por acá tan campantes. La capacidad de sobrevivencia de las arañas es indiscutible.

En este capítulo se describen curiosas y a veces sangrientas conductas sexuales de las arañas. A pesar de los cortejos y hasta obsequios por parte del macho, cuando son aceptados, la alegría no les dura mucho: es frecuente que las hembras los devoren durante o después de la cópula (e incluso antes, si ella lo rechaza y él se pone muy insistente).

Contrastando con estas conductas sexuales brutales, la mayor parte de las arañas son buenas madres. En sus galerías, preparan la cámara donde pondrán sus huevos eliminando posibles depredadores y tapizándola con sedas (ni los humanos usan pañales de seda). Algunas especies cargan en su abdomen a sus pequeñas hijas hasta que éstas alcanzan el desarrollo suficiente para capturar sus presas; no las dejan solas ni a sol ni a sombra, y lo hacen sin previa experiencia ni consejos de la abuela araña.

«Buen amor y buena muerte, no hay mejor suerte»

Del refranero español

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