Del capítulo 21:
Ciudades subterráneas
Samara Fuyira
Se cumplió el sueño del niño. Este capítulo relata un viaje que el autor ya había imaginado cuando niño: transformado en hormiga, explorar un hormiguero por dentro pasando desapercibido entre sus habitantes. Era una aventura subterránea que había quedado pendiente.
Habiendo sorteado con éxito la entrada del hormiguero, el autor se aventura por pasillos oscuros e intrincados para visitar las cámaras de cría, los huertos de hongos, un granero, los basureros, el cementerio y hasta las letrinas del nido. Descubre los ductos de un eficiente sistema de ventilación, asiste al funeral de una obrera muerta, encuentra salidas de emergencia y finalmente llega al destino más buscado: la cámara real donde encuentra a la reina, como siempre, poniendo huevos.
Admirando esa maravilla arquitectónica, el autor recuerda al gran arquitecto catalán Antoni Gaudí, pionero en la arquitectura biomimética (la que estudia el medio ambiente como fuente de inspiración). Gaudí miraba la Naturaleza como su maestra, su principal fuente de inspiración, buscando modelos de funcionamiento ecológicos y sostenibles surgidos durante millones de años de evolución.
«El arquitecto del futuro se basará en
la imitación de la Naturaleza, porque es la forma más racional duradera y económica de todos los métodos»
Gaudí