Del capítulo 26:
La vida en las cavernas
La vida en las cavernas no es fácil, pero las lombrices están bien adaptadas. En este capítulo vemos cómo se mueven dentro del suelo, cómo construyen sus galerías, y cómo se alimentan y se reproducen.
Muchas lombrices comen tierra. En una galería en el suelo una lombriz se apresta a comenzar su rutina. Aunque sin patas, comienza a moverse. Moviendo una pequeña trompa llamada prostomio explora el ambiente. Sus sensores le dicen que el suelo esta húmedo, es rico en arcilla, con muy poca arena (buena noticia, la arena les daña su delicada piel). Además, descubre que abundan los protozoarios, nematodos e hifas de hongos --todo muy nutritivo.
Gracias a unas cerdas en cada anillo, se ancla firmemente a las paredes de la galería y el prostomio se mueve como una cuña, empujando hacia adelante y abriéndose paso entre las partículas del suelo. Su cuerpo se alarga por un momento y luego se ensancha, para ir avanzando lentamente. A medida que lo hace, come tierra y a la vez defeca dejando atrás una galería repleta de negros y pegajosos pellets fecales, enriqueciendo el suelo.