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Gracias por comer la caca


Hoy, 17/noviembre/2022 encontré un interesante artículo en el periódico La Diaria, publicado por el excelente divulgador de la ciencia Martin Otheguy. Aprecio que existan en la prensa espacios para estos temas. Los artículos de Otheguy nos educan sobre las maravillas de la Naturaleza y nos rebelan cómo muchos seres vivos impactan en nuestra vida diaria. El artículo que comento en este posteo se refiere a unos modestos habitantes de las praderas con extrañas costumbres, consideradas a veces como asquerosas: los escarabajos peloteros, también conocidos como rodacacas o cascarudos de las bostas -- ¡su mala fama solo porque comen excrementos!

Sin embargo, gracias a sus gustos gastronómicos, cumplen una importante función en el mantenimiento de la fertilidad de nuestros suelos. Por si eso fuera poco, si no existieran viviríamos entre las moscas. Otheguy nos resume las conclusiones de un estudio reciente realizado por las científicas uruguayas Cecilia Canziani y Patricia González Vainer.


Para los escarabajos peloteros las bostas son un manjar. Pasan gran parte de su vida en una cámara subterránea y de allí salen en busca de estiércol. Ubican las bostas gracias al poderoso sentido del olfato de sus antenas. Son gourmets de exquisito paladar, prefieren las que están frescas.


Cuando las encuentran proceden de una manera muy singular. Primero desprenden un trozo de la bosta con sus poderosas mandíbulas, comienzan desgajándolo, y luego, con la ayuda de sus patas delanteras, como las manos de un ceramista, moldean el estiércol para construir unas esferas casi perfectas. Pero esto no es lo más difícil; luego comienzan el traslado de esa bolita hacia sus nidos subterráneos, que a veces quedan a cierta distancia. Menudo trabajo cuando el peso de la carga puede superar hasta en diez veces el de sus propios cuerpos. Lo hacen de una manera curiosa, reculando y empujando la bolita con sus patas traseras.


De a poco, el escarabajo va sorteando obstáculos, arrimándose hasta la entrada de su cuevita. Aunque la distancia puede parecer corta, a veces unos pocos centímetros, ese periplo de regreso a casa, y con esa carga, no es nada fácil. Una simple ramita puede cortar el camino recto, y si la esfera cae por una pendiente pierden lo andado. Además, se requiere cierta prisa para evitar que otro escarabajo en la ruta intente robar el preciado botín. También puede aparecer algún ave hambrienta.


Por lo general, es el macho que empuja la bola y la hembra acompaña. Luego se producirá la cópula, dentro del nido subterráneo, donde la bola de estiércol se transformará en una cámara de cría. Allí la hembra deposita un huevo ya fertilizado, cierra y sella la cavidad. Dentro de esas bolas nodrizas se suceden las transformaciones de la metamorfosis hasta cumplirse el ciclo completo y emerja un nuevo adulto.


Hay reportes que indican que una vaca en pastoreo puede producir entre 10 y 20 tortas de estiércol, unos 25 kilogramos de bosta por día. Esta cantidad de bosta de una sola vaca puede cubrir bastante superficie de suelo. A las cargas animales de las buenas praderas pampeanas, si estas bostas no son desintegradas, podrían cubrir hasta un 10% de una hectárea en un año. A eso habría que agregarle que los animales evitan forrajear alrededor de las bostas. El total del área casi “desperdiciada” no es despreciable.


Si este estiércol en la superficie no se desintegra puede ser arrastrado por las aguas de escurrimiento luego de lluvias fuertes. En estos casos, sus nutrientes, en vez de ser aprovechados para mejorar la fertilidad del suelo, contribuyen a contaminar las aguas y hasta a alimentar cianobacterias. Por otro lado, hasta un 70 u 80% del nitrógeno de los excrementos se puede volatilizar en la atmósfera. Y, como mencionamos anteriormente, un problema adicional puede ser una superpoblación de moscas con sus consecuencias para la salud humana y la de los animales que pastan en esos campos. Cuesta creer que la solución a estos graves problemas la puedan tener esas pequeñas criaturas casi siempre invisibles e ignoradas. Gracias a estos escarabajos, los nutrientes de las bostas no se pierden, sino que se reciclan.


Los escarabajos son verdaderos limpiadores de los pastizales. Se ha calculado que pueden enterrar hasta tonelada y media de excremento por hectárea y por año. Los impactos positivos de una población activa de escarabajos en una pradera son múltiples, desde la incorporación de nutrientes al suelo, rebaja de las pérdidas de nitrógeno por volatilización, disminución de la contaminación de las aguas y dispersión de semillas. También mejoran las propiedades físicas del suelo gracias a las galerías que estos animalitos construyen, abiertas a la superficie, y que pueden llegar hasta 50 centímetros de profundidad. Esto mejora la aireación del suelo en los horizontes superficiales y favorece la infiltración de las aguas de lluvia. Por otra parte, las bostas son un reservorio larvario de parásitos gastrointestinales, pulmonares y hepáticos del ganado, que esperan las condiciones propicias para eclosionar. Los escarabajos, al enterrar las excretas, reducen la actividad de las moscas que trasmiten estos parásitos.


Confieso que cuando niño me asustaba un poco al ver la mirada fija de las lechuzas paradas sobre una pata cerca de su nido en el suelo, moviendo su cabeza como haciéndome reverencias. Ahora sé que quizás estaban allí al asecho de escarabajos, uno de sus manjares favoritos. Existen muchos mamíferos insectívoros de los cuales los escarabajos también deben estar alertas, desde murciélagos, armadillos y pecaríes, hasta zorros y zorrillos. También deben cuidarse de los sapos y de los lagartos.


Uno de los problemas más graves para las comunidades de escarabajos son los cambios en el uso del suelo, por ejemplo, los de ganadería a agricultura, pues afectan su principal fuente de alimento. Uno de los descubrimientos más interesantes del trabajo de Canziani y González Vainer es la disminución de las comunidades de estos escarabajos cuando campos naturales pasan a ser forestados con eucaliptos. Otra seria amenaza es el uso extensivo y a veces abusivo de insecticidas, como los piretroides utilizados para combatir las moscas del ganado, ya que el agente letal es eliminado en las heces: la bosta queda envenenada. También son afectados cuando se administran antiparasitarios en los animales, tales como las ivermectinas, bastante usados en la ganadería.


Los antiguos egipcios ya veneraban a estos escarabajos, los consideraban sagrados. Nosotros recién los estamos descubriendo, pero a la vez, los estamos matando. En “Mira por dónde pisas” dedico dos capítulos a estos animalitos.





FUENTES Y MAS INFORMACION


Canziani, Cecilia y Patricia Gonzáles Vainer (2022). “Structure and composition of dung beetle assemblages (Coleoptera: Scarabaeidae) in a livestock ranch in central Uruguay: responses of functional groups and species to local habitats and trophic resources” The Coleopterists Bulletin 76(3) https://www.researchgate.net/publication/363415654_Structure_and_Composition_of_Dung_Beetle_Assemblages_Coleoptera_Scarabaeidae_in_a_Livestock_Ranch_in_Central_Uruguay_Responses_of_Functional_Groups_and_Species_to_Local_Habitats_and_Trophic_Resources


Otheguy, Martín. Elogio de la caca: lo que los escarabajos nos advierten sobre los cambios en nuestros suelos. Publicado en La Diaria el 17 de noviembre de 2022.


Morelli, Enrique. (2005). Diversidad, distribución temporal y trófica de un agregado de especies de Scarabaeoidea coprófagos (Insecta, Coleoptera) en un campo natural pastoreado (Cerro Colorado, Florida, Uruguay). Disertación de doctorado. Facultad de Ciencias, UdelaR, Uruguay. https://www.colibri.udelar.edu.uy/



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