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Loa a la Tierra: un viaje al jardín


Por primera vez en mi vida he cavado en el suelo. Cavé hondo con la pala en la tierra. La tierra gris y arenosa que entonces salía me resultaba extraña ….. Su misteriosa gravedad me causaba asombro.”


Este fragmento es de la obra del filósofo y ensayista surcoreano Byung Chul Han. En esta publicación comento uno de sus libros, uno diferente a los que me he referido en publicaciones previas, un llamado profundo a entender lo que es la Tierra y una plegaria por cuidarla. Se trata de “Loa a la Tierra.”


Han nos cuenta que: “Al cavar topaba con muchas raíces que, sin embargo, yo no podía asignar a ninguna planta ni a ningún árbol en la cercanía. Así pues, ahí abajo había una vida misteriosa que hasta entonces yo desconocía.”


En Loa a la Tierra encontramos los pensamientos y reflexiones que surgen en Han cuando está dedicado al cuidado de su jardín. En la obra encontramos textos e imágenes de las plantas que Han cultiva en su jardín. Pero el libro va mucho más allá de referirse a la belleza de su parcela y a la de nuestro planeta. Es un ensayo poético donde Han, mezclando filosofía y espiritualidad, nos lleva a pensar, inclusive a los no creyentes, en la existencia de una divinidad creadora. Tal como Han describe a la tierra, en el libro hay magia y misterio.


Dice Han: “Cuando se estudia más detenidamente su historia, se siente una profunda veneración por la tierra, que hoy lamentablemente está expuesta a una explotación total. Está siendo deteriorada a fondo. Deberíamos volver a aprender a asombrarnos de la tierra, de su belleza y su extrañeza, de su singularidad. En el jardín experimento que la tierra es magia, enigma y misterio.”


A menudo toco con asombro la tierra y la acaricio. Cada brote que surge de ella es para mí un verdadero milagro. Es increíble que en pleno universo frío y oscuro haya un lugar con vida como la Tierra. Deberíamos ser siempre conscientes de que existimos en un planeta pequeño, pero floreciente en medio de un universo por lo demás sin vida, y de que somos un ser planetario. Es necesaria una conciencia planetaria. Es lamentable que hoy se explote la tierra tan brutalmente. Casi se está desangrando.”


Hoy hemos perdido toda sensibilidad para la tierra. Ya no sabemos qué es. Solo la concebimos como una fuente de recursos que, en el mejor de los casos, hay que tratar sosteniblemente. Tratarla con cuidado significa devolverle su esencia.”


El autor nos describe en detalle lo que siente cuando sus manos entran en contacto con el suelo, algo que deberíamos hacer más seguido, como lo hacíamos cuando éramos niños. “Desde que trabajo en el jardín, me acompaña una extraña sensación, una sensación que antes no conocía y que también siento corporalmente con mucha fuerza. Es una sensación de la tierra, que me hace dichoso. Quizá la tierra sea un sinónimo de la dicha que hoy se aleja cada vez más de nosotros. Regresar a la tierra significa, por tanto, regresar a la dicha. La tierra es fuente de dicha. Hoy la abandonamos, sobre todo como consecuencia de la digitalización del mundo. Ya no recibimos esa fuerza vivificante de la tierra que nos hace dichosos. La tierra es reducida al tamaño de una pantalla de ordenador.” Para Han la jardinería es un arte donde ejercer la meditación y reflexionar sobre la belleza y la vida.



La Tierra da vida y renueva. Su poder regenerador es latente e inescrutable, creador y paciente”.


Byung Chul Han


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