En una publicación reciente comentamos sobre Lynn Margulis, una bióloga brillante y rebelde que desafió un conocido paradigma al proponer que la evolución no siempre ocurre mediante la competencia, la sobrevivencia del más apto, sino también como resultado de la cooperación. Lo hizo proponiendo su teoría de la endosimbiosis: la asociación en la cual un organismo habita en el interior de otro, y ambos se benefician viviendo de esa manera. Por ejemplo, un organismo depredador (una amiba, por ejemplo) puede devorar a otro (una bacteria), pero no digerirla. Si la bacteria devorada es fotosintética (una cianobacteria, por ejemplo), es decir, si puede aprovechar la luz para sintetizar sus alimentos, ésta puede seguir fotosintetizando dentro de la depredadora y así surge un nuevo organismo fotosintetizador, más evolucionado. Es así como explica el surgimiento de las algas verdes y luego de las plantas. Su teoría es compleja pero fascinante, y aunque originalmente rechazada por gran parte de la comunidad científica, hoy es aceptada y se incluye en la mayor parte de los textos de biología.
¿Podría un artista plástico representar a la endosimbiosis en una pintura? Lo intento Shoshanah Dubiner, artista y educadora estadounidense en cuyas obras de arte predominan formas biomórficas en colores exuberantes. En ellas nos muestra su visión de lo micro, de lo diminuto, donde, como lo afirmó Aldous Huxley, «la naturaleza parece inquietante, extraña, maravillosa e incomprensible». Un buen ejemplo de su estilo es la imagen que incluimos en esta publicación. Dubiner la tituló “Endosimbiosis” y fue realizada en honor a Lynn Margulis, a quien ella admiraba, inspirándose en su libro “¿Que es la Vida?”. La obra nos muestra su visión de un universo diminuto repleto de microrganismos que se asocian de diferentes maneras para sobrevivir y evolucionar, hasta devorándose unos a otros, en un equilibrio complejo.
Esto sucede en los suelos. Los que leyeron “Mira donde Pisas” quizás reconozcan varias de estas criaturas en la obra de Shoshanah Dubiner.
“La fisiología y la ecología microbianas son esenciales para la comprensión del proceso evolutivo. El comportamiento de los microorganismos dentro de sus propias poblaciones y en sus interacciones con otros determinó el curso de la evolución de la vida. El mundo vivo subvisible en último término es el fundamento del comportamiento, desarrollo, ecología y evolución del mundo visible del cual formamos parte y con el cual evolucionamos.”
Lynn Margulis
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