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¿Tiene futuro la ciencia del suelo? III ¿Cómo se ve el futuro?

  • Foto del escritor: Rúben rúben
    Rúben rúben
  • 13 sept 2022
  • 6 Min. de lectura

Para algunos, el futuro de la ciencia del suelo es promisorio; para otros no vamos bien; se habla de una crisis. ¿Necesita ser reinventada? No creo que estemos en esa situación extrema….


Revisando las opiniones de los 50+ expertos que respondieron a las preguntas del Dr. Hartemink surgen varias coincidencias entre ellos, pero también diferencias importantes.


· Hace 100 años el Dr. Curtis Marbut, uno de los pioneros de la conservación de suelos en Estados Unidos opinaba: “Probablemente se ha hecho mucho daño a la ciencia del suelo por el intento casi universal de mirar al suelo sólo como un productor de cultivos, más que como un cuerpo natural digno de todos los estudios que se le pueden dedicar. La ciencia se ha retardado, sin duda, en su desarrollo por esta actitud”.


· Un tema que viene del pasado y sigue vigente son las comunicaciones. Varios de los que respondieron a la encuesta opinan que la ciencia del suelo ha sido deficiente para comunicar sus importantes contribuciones y transformarlas en decisiones de política en el uso de los suelos. Si bien se mencionan algunos ejemplos de buenas políticas informadas por la ciencia (en una lista yo incluiría las políticas en Uruguay sobre los Planes de Uso y Manejo de los Suelos) , varios afirman que se necesita aumentar la interacción con los políticos y el público en general. Los científicos deben acercarse alguna vez a los expertos en comunicaciones. El futuro de la ciencia está en riesgo si eso no sucede.


· Para la gran mayoría, la ciencia del suelo no puede seguir trabajando aislada; sus especialistas necesitan integrarse a equipos multidisciplinarios. Esto ya está pasando en muchas instituciones y países. Se ha dicho con razón que “la ciencia del suelo no debería ser defendida erigiendo barreras a otros, sino mostrando la fuerza y diversidad de nuestro conocimiento y las contribuciones sustanciales que somos capaces de hacer junto con científicos de otras disciplinas”. Por cierto, esto despierta algunas preocupaciones sobre cómo mantener la identidad de la ciencia del suelo (que a mi cuesta compartir).


· La disponibilidad de recursos financieros para la investigación en suelos, que fue relativamente abundante en las últimas décadas del siglo pasado ligada a proyectos agronómicos, actualmente es muy limitada en muchos países.


· Son evidentes las diferencias entre los especialistas trabajando en distintas regiones. Las contribuciones provenientes del oeste de Europa, de los EEUU y de otros países más desarrollados visualizan una integración creciente de la ciencia del suelo con el área ambiental. Allí estaría el futuro. Afirman que las oportunidades están en ir más allá de la agricultura. En contraste, aquellos que trabajan en países menos desarrollados visualizan que los estudios de suelos seguirán asociados al manejo del recurso para aumentar la producción de alimentos. Para algunos, estas dos tendencias van a perdurar en los próximos 10-20 años.


· Son muchas las áreas de sobreposición entre producción de alimentos y ambiente; una y muy importante es el tema del secuestro de carbono por los suelos. El ciclo del carbono en el suelo es el vínculo más importante entre los procesos biogeoquímicos de la tierra y la atmósfera. Están apareciendo oportunidades para la ciencia en los crecientes mercados de crédito de carbono, los cuales podrían proveer fondos adicionales a la ciencia. Esta debería estar equipada para informar a los políticos, influir en los planes de estudio de las universidades, y hasta informar a las comunidades rurales sobre un tema tan relevante: de la captura de carbono por el suelo.


· Para algunos, el énfasis ambiental y la falta de atractivo en el tema agronómico es circunstancial y puede modificarse en el futuro cuando nos aproximemos a los nueve o diez mil millones de personas y la agricultura vuelva a adquirir importancia. Yo agregaría que puede ser antes.


· Aspectos relacionados al agua aparecen señalados en muchas de las contribuciones. Es otro recurso natural en peligro y la vinculación del agua con el uso del suelo es evidente en los problemas de contaminación con agroquímicos. Los problemas de cantidad y calidad del agua son complejos y exigen un enfoque multidisciplinario.


· Otra área de oportunidades para la ciencia del suelo emerge como consecuencia de la degradación acelerada del recurso en muchas regiones. Varios encuestados hablan de la restauración ecológica resaltando a los estudios para la recuperación de tierras degradadas como necesarios tanto para la producción de alimentos como para la captura de carbono y el mejoramiento del comportamiento hídrico de las cuencas.


· ¿Es suficiente que la ciencia del suelo tenga una pata agronómica y una pata ambiental? Un especialista se pregunta si no se debería tener una tercera pata, en la socioeconomía. Economistas y ambientalistas esperan que los científicos del suelo les proporcionen información cuantitativa sobre aspectos aun rara vez medidos. En las decisiones políticas, incluso en aquellas relacionadas con el uso del suelo y la planificación del territorio, la economía suele predominar sobre la ecología y la agronomía. Por ejemplo, la ciencia del suelo debe proporcionar a los tomadores de decisiones la información necesaria para estimar los costos económicos de los cambios en el uso del suelo, así como los de la erosión. También, el costo de la pérdida de su biodiversidad.


· Varios autores cuestionan el balance entre especialización vs. generalización. Hablan de fragmentación y de atomización de la ciencia, una tendencia que afectaría su visibilidad. No me convence esta afirmación, particularmente considerando la complejidad de aspectos de los suelos que están siendo investigados y la multifuncionalidad del recurso. Por demás, esa tendencia también ocurre en otras ciencias. Creo que la especialización es inevitable.


· Varios enfatizan la importancia de la educación; es alarmante la disminución de estudiantes interesados en los suelos. Algunos afirman que no faltarán los desafíos y oportunidades para los científicos del suelo. Sin embargo, parece que los estudiantes miran su futuro profesional, y si no hay cambios importantes en la ciencia del suelo seguirán tomando sus decisiones en base a las posibilidades de trabajo después de graduados.


· Los adelantos sorprendentes en tecnologías son mencionados como claves para el futuro de la ciencia del suelo. Los que salimos de la universidad hace tres o cuatro décadas aun nos cuesta comprenderlos. Para el futuro de la ciencia, es esencial que algunos científicos del suelo estén a la vanguardia de la exploración de nuevas metodologías, en colaboración con los especialistas apropiados. Se mencionan los sensores remotos, la metagenómica, la resonancia magnética nuclear, la espectroscopía, la inducción electromagnética, SIGs, las nanotecnologías, la informática y otras. El potencial de estas herramientas es enorme y permitirá explorar universos desconocidos de los suelos como la diversidad enorme de su microbiota. La microbiología y la bioquímica son nuevas fronteras.


· Reconforta cuando un especialista nos advierte que la atracción por las nuevas tecnologías nos puede llevar a abandonar el “lente de campo”. Otro dice que hay que mantener “un pie en el campo”. El riesgo existe y se palpa cuando escuchamos a los expertos en mapeos digitales. Un riesgo similar se corre con el auge de los modelos de simulación. Los procesos en el suelo y sus diferentes escalas espaciales y temporales son tan complejos que difícilmente puedan ser reproducidos por una computadora. Un especialista nos alerta del peligro cuando un modelo de simulación de un proceso complejo es alimentado por datos que provienen de una ecuación empírica o estimados a partir de unos pocos experimentos. Luego los resultados de las simulaciones son utilizados por especialistas de otras disciplinas como si fueran “santa palabra”.


Al final, el editor se pregunta si estamos al fin de una era y al principio de otra nueva para la ciencia del suelo. La respuesta fácil a esta interrogante es: “Todo depende de……” En este caso, depende de cómo se posicione la ciencia y como responda a las nuevas tendencias y desafíos. Coincidiendo con muchos de los encuestados, creo que se requieren cambios. Para algunos ha llegado el momento para la ciencia del suelo de madurar, quizás repensarse. No puede permanecer aislada, y posiblemente el cortar el cordón umbilical que la ata a la agronomía. Sin embargo en muchas regiones la producción de alimentos es deficitaria y un buen manejo delos suelos es parte de la solución sobre todo en el largo plazo.


La responsabilidad recae en la nueva generación de especialistas pues serán ellos los que abordarán los nuevos temas, utilizarán las nuevas tecnologías, y se integrarán con los especialistas de otras disciplinas. Muchos de los encuestados (muchos amigos y conocidos míos), con algunas excepciones por supuesto, representan a la vieja guardia de la ciencia del suelo: Eswaran†, Lal, Arnold, Pla Sentis, Blum, Mermut, Dumansky, y muchos otros). Varios ya no nos acompañan (como algunos de nosotros decimos, ya descansan en sus calicatas), otros están felizmente retirados. Pero es bueno que hayan quedado aquí sus opiniones para ser escuchadas por la generación entrante.



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